lunes, 15 de octubre de 2012

Kabbalah – Introducción ¿Qué es la Kabbalah?

Sin duda, la Kabbalah (o Cábala) es una de las ramas esotéricas más antiguas y la que goza de una mayor tradición; llegando casi a los 6.000 años de antigüedad. Pero aún así, existen muchos mitos y desconocimiento acerca de la misma. Alejado su foco del mundo occidental, se ha contemplado desde aquí como un exotismo envuelto de enigmático misticismo y un halo misterioso; todo ello herencia de las visiones que se nos han ofrecido a través de los libros, la prensa o la televisión de los grandes alquimistas, cabalistas o magos de la Edad Media y Moderna.
Ciertamente la Kabbalah es hermética (luego explicaremos qué quiere decir esto concretamente) pero en modo alguno podemos dibujarla como algo oscuro, misterioso u oculto. Antes al contrario, Kabbalah es luz y nos enseña el camino hacia el Eterno, Bendito Sea. ¿Así pues, cómo podemos imaginarla como algo misterioso? Precisamente con esta introducción pretendemos explicar, a grandes rasgos, qué es la Kabbalah y a qué se dedica o para qué sirve.

En primer lugar la palabra Kabbalah significa recibir o herencia, de modo que su cometido es que nosotros recibamos alguna cosa... ¿pero para qué? Si recibimos es para poder dar. En Kabbalah recibimos una serie de conocimientos que nos van a permitir mejorar nuestras vidas (empezando por nuestro interior), y con ello poder ayudar a los demás. Para poder dar, hay que recibir; pero también debemos dar para poder recibir, pues de lo contrario estaremos llenos y nada podrá entrar en nosotros.
Vamos a ver ahora, qué es lo que debemos recibir para poder mejorar y ayudar a los demás. Lo mejor para ello es recurrir a un ejemplo. Según nos cuenta el Talmud (en Shabat 31a) un converso fue a ver a Shamai (fundador de la escuela Alájica, más estricta) y le retó a que le explicara toda la Torah en el tiempo que él podía mantenerse parado en una sola pierna. Shamai, que se lo tomó como una ofensa, aprovechó la ocasión para empujar al sujeto que se reía de él y largarse. El mismo sujeto, sin embargo, quiso ir a ver al otro gran rabino del momento, Hilel (fundador de la escuela Hasídica, más permisiva) al que le propuso el mismo reto. Hilel se detuvo ante él y le dijo: “Es sencillo, la Torah y la Kabbalah nos enseñan: No hagas a los demás aquello que no desees para ti”.
Así pues, la Kabbalah (basada en el estudio de la Torah) nos enseña a amarnos a nosotros mismos y al prójimo; así como a buscar el camino al Eterno, Bendito Sea. Todo esto podemos resumirlo en que la Kabbalah es el instrumento del ser humano para penetrar en el Amor de Di-s, Bendito Sea, y convertirse él mismo en un emisor de ese Amor.
Tetragrammatón (o Pentagrama esotérico)
Árbol de la Vida




















A muchos sonaran algunos de los instrumentos empleados por los cabalistas. La Torah (o Pentateuco) El Sello de Salomón (o Estrella de David), el Tetragrammatón (o Pentagrama), el Árbol de la Vida, las Letras Hebraicas, la Merkabah, la Corte Angélica, los Genios de la Kabbalah, etc. Todo ello irá siendo explicado detenidamente más adelante y punto por punto; pues cada uno de estos temas es merecedor de sendas enciclopedias por sí mismo. De momento contentemonos con conocer los nombres de estos importantísimos y profundos instrumentos.

Siguiendo con la explicación, vamos a aclarar ahora el concepto de “hermetismo”. En este caso, empleamos el término hermetismo para referirnos a algo que debe ser secreto; si atendemos a la primera máxima hermética, dice lo siguiente “Los labios de la Sabiduría permanecen cerrados, excepto para el oído capaz de comprender. Luego ¿Por qué Kabbalah es hermética? Porque no todo el mundo se encuentra en un nivel óptimo para comprenderla o iniciarse en su estudio, y si algo llegara a los oídos de esa persona no lo comprendería y podría llevarla a condenar aquello que no puede entender alejándose así aún más del camino. Sin embargo, esto no implica que una persona no pueda libremente empezar sus estudios de Kabbalah dónde desee, pues las puertas están abiertas para todo aquél que desee cruzarlas.
Así pues diremos que ¿Hermético? Sí, pero hasta cierto punto, puesto que todo el mundo posee la libertad de escoger este camino cuando lo desee; así como de abandonarlo. Solamente deberá guardarse para sí los secretos que descubra, o para aquellos que estén en su mismo nivel o superior; nada más. Esto, que puede parecernos descabellado y algo oscuro, puede entenderse fácilmente si extrapolamos el ejemplo a otros campos como el de la física. A alguien que recién empiece la carrera de físicas de nada servirá explicarle las grandes y más avanzadas fórmulas; pues no las entenderá y lo que es peor, pueden provocar en él el miedo a no poseer la capacidad para alcanzar algún día tales conocimientos; o aún de condenarlos por imposibles cuando son realmente ciertos.

Para terminar, diremos que la Kabbalah, lejos de la oscuridad con la que la han querido bañar muchos, es un camino accesible a todo aquél que desee conocerla. Un camino de luz para guiarnos hacia el Padre, para intentar comprenderlo, sentirlo en nosotros. Un camino para poder trabajar, mejorar y ayudarnos a nosotros mismos y a otros.

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