El Hermetismo es uno de los caminos más
secretos dentro de las distintas doctrinas espirituales, y uno mismo
tampoco está dispuesto a desvelar más allá de lo que está
permitido; pues cada uno hay cosas a las que debe llegar por si mismo
y comprender a través del estudio personal.
No obstante, trataremos de explicar qué
es el Hermetismo y cual es su filosofía, de modo que esas bases
queden aclaradas. Poco a poco, y más adelante, iremos profundizando
en las enseñanzas del Hermetismo y tratando de explicar, grosso
modo, cada uno de sus apartados a nivel superficial. Para todo aquel
que desee profundizar en el estudio de la ciencia hermética,
recomendamos desde aquí la lectura de “El Kybalion”
(en la versión de los Tres Iniciados) de Hermes Trismegistos.
Tal y como indica su nombre, el
Hermetismo deriva de la figura del maestro Hermes Trismegistos (El
tres veces grande). Hermes fue en su momento el mayor de los
maestros. A su Egipto natal acudieron maestros de gran parte del
mundo para aprender de sus palabras, y todos le consideraron como el
mejor de ellos. A lo largo de su longeva vida terrenal formó grandes
y numerosos discípulos, que más tarde se encargarían de difundir
la sabiduría del maestro por el ancho mundo. Más adelante
profundizaremos en el trabajo de Hermes; de momento, baste con lo
dicho.
Cuando uno desea profundizar en los
conocimientos herméticos hay algo que debe tener siempre en mente, y
es que en ningún momento pretenden ser una doctrina o imponer las
bases para religión alguna. Las enseñanzas y los caminos de Hermes
son, sencillamente, una herramienta para que el iniciado comprenda
mejor las leyes de la existencia, y todo aquello que, hasta el
momento, le ha parecido insondable. Con esto quiero decir, que no
tratamos de imponer nada, sino nada más lejos que exponer toda una
serie de conocimientos al abasto del lector; siendo este quien decida
la importancia que para él tienen, o pueden tener, los mismos.
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Representación de Hermes Trismegistos |
La voluntad del Gran Maestro fue la de
sembrar las semillas de la Gran Verdad, para que estas germinaran en
el interior de cada uno. Pero como bien sabemos, una semilla necesita
siempre de las condiciones adecuadas para brotar. Del mismo modo, el
conocimiento necesita unas bases sobre las que poder desarrollarse y
crecer, siendo así como nos introducimos a la primera máxima de la
Filosofía Hermética (que ya remitimos en el artículo de Kabbalah):
“Los labios de la Sabiduría permanecen cerrados, excepto
para el oído capaz de comprender”. Sobre este punto son
muchas las dudas o preguntas que pueden surgirle a la persona ajena a
estas corrientes; pero trataremos de explicar su razón planteándonos
algunas de estas preguntas y respondiéndolas.
En primer lugar ¿Cómo saber cuándo
estoy preparado? Bien, no se trata de ver cuando estamos preparados,
pues siempre estamos preparados para algo, sino de ver qué somos
capaces de asimilar y qué no en un momento dado. A partir de aquí,
las cosas se irán presentando ante nuestros ojos sin que nos demos
cuenta.
¿Qué pasa si no estoy preparado y leo
esto; no puede haber error? No. Si hemos alcanzado a introducirnos en
el estudio de la Filosofía Hermética pero no estamos listos para
ella las palabras del Maestro serán, para nosotros, simplemente eso,
palabras.
¿Por qué tanto misterio y secretismo?
Porque durante muchos siglos, y aún hoy en día, la mayor parte de
la humanidad ha estado poco dispuesta a la tolerancia y a aceptar
otros criterios que no fueran los suyos propios. A tenor de esto, la
mayoría de las ciencias espirituales han debido de ocultarse o
sencillamente reservarse para aquellos realmente dispuestos al
estudio.
¿Qué sucede si estoy preparado pero
no encuentro lo que necesito? Si realmente estamos dispuestos para
algo, aquello llegará a nosotros. Dice otra de las máximas: “Cuando
el oído es capaz de oír, entonces vienen los labios que han de
llenarlos con sabiduría”. Aún podríamos ir más allá y
exponer la siguiente máxima: “Dondequiera que estén las
huellas del Maestro, allí los oídos del que está pronto para
recibir sus enseñanzas se abren de par en par”.
Todo lo expuesto, puede corroborarse
con el principio de Causa y Efecto que explicaremos más adelante. Si
bien ahora puede parecer algo complicado o inverosímil, pronto nos
resultará sencillo comprobar lo contrario.
En conclusión. El Hermetismo es una
corriente cuya virtud es la de exponer toda una serie de
conocimientos en manos de quienes deseen aprender, a fin de que estos
alumnos comprendan el mundo que les rodea, sus leyes y sus
mecanismos. Todo ello siempre por medio del trabajo del
alumno, que será el encargado de llegar a sus propias conclusiones a
través de la reflexión sobre estos principios.
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