jueves, 3 de agosto de 2017

Hay muchas expresiones de la magia

Hace ya tiempo que me planteaba volver a escribir. Creo que esto no debe ser tanto un ejercicio de obligación como un modo de expresar ideas cuando éstas se presentan y uno está preparado para plantearlas del modo pertinente. Hoy, tengo algo que deseo compartir. Es algo a lo que he llegado con el tiempo y con la ayuda de una persona muy querida; ésta no es solo mi concepción, sino más bien el reflejo de un sentimiento común que tal vez sea de ayuda a otros.

Desde que empecé en esto de la magia, el Yo Soy, la Kábbalah, la Alquimia y otras disciplinas, siempre he pensado que no eran lo mío. Mis maestros (y más aún maestras) han sido gente extraordinaria, especialmente mi maestra de Kábbalah a la que sin duda muchos conocen y admiran y que es una persona magnífica tanto como maga como persona en sí. Pero no es solo ella, he tenido dos maestras de Reiki impresionantes, con una facilidad y un talento poco menos que innatos. Mi profesor de Alta Magia y algunos rabinos cabalistas de los que he tenido el placer de ser alumno poseen dotes increíbles. Como ellos, muchos compañeros, compañeras y conocidos.
Las comparaciones no son buenas, pero con el tiempo no he podido evitar caer en este error. Muchos de ellos (y ellas) tienen grandes habilidades y son capaces de gestionarlas, trabajar con ellas, ayudar a otros, etc. ¿Pero y yo? Nunca me he sentido así, nunca he terminado de confiar demasiado en mis habilidades, supongo que en gran medida porque aquellos que tenía cerca eran talentosos.

Mi percepción sobre este asunto cambió hace poco tiempo. Hablando con una persona muy cercana me hizo ver que mis habilidades no son peores, ni mejores, que las de los demás. Mis habilidades, así como las de cada quién, son distintas. Tal vez no sea un buen médium, como mi profesora, o a lo mejor no tengo esa facilidad para dejarme llevar, e incluso percibir a las energías y su presencia no sea mi fuerte, pero poseo otras cualidades. 
¿Por qué digo esto? No es para vanagloriarme, antes al contrario. Siempre había pensado que mis habilidades eran comunes y que no tenían nada de especial; cosas que cualquier persona puede aprender a través de la observación y la lógica (sin entrar en la magia): La empatía, el conocer el carácter y la voluntad de alguien sólo con verle, y cosas de este tipo.
Aparentemente, se me hizo ver que no todo el mundo puede hacerlo y aunque reacio al principio tuve que terminar admitiendo que tal vez era verdad.

Este es solo un ejemplo, el mío. Hay otros, tal vez alguno de vosotros, que creáis como yo creía que a pesar de dedicaros a esto no poseéis habilidades dignas de ser llamadas como tales porque no son las más vistosas ni espectaculares. Yo, hoy, os digo desde mi experiencia que busquéis cuales son vuestros talentos (aunque os pueda parecer que no son nada) y veáis cuantos a vuestro alrededor poseen esas cualidades.
Esto no nos hará mejores que los demás, no lo somos. Sólo servirá para que os deis cuenta de que tenéis algo único, algo especial que no tienen otros (como vosotros no sois iguales que mi maestra, o que yo, o que mi vecino de 4 casas más allá al que ni siquiera conozco).

Los talentos mágicos pueden expresarse y emplearse de muchas maneras, y tal vez cada uno debamos aprender a trabajar con los nuestros sean cuales sean. No importa que uno pueda percibir el estado de ánimo de los demás y que otro pueda comunicarse con las energías sin esfuerzo, cada talento tiene una utilidad y siempre habrá alguien a quien podamos ayudar.
Habrá quienes no crean en la magia, y están en su derecho y libertad como nosotros, y no quieran oír hablar de médiums, de sanadores reiki o de cualquier cosa similar; pero tal vez estén dispuestos a hablar con un persona aparentemente normal y corriente como ellos que sepa cómo hacerles sentir mejor. Si logramos eso, cada uno con nuestro talento, si logramos ayudar a alguien la magia se habrá obrado y seremos tan dignos como el que más.

Mi consejo de hoy, por así decirlo, es que descubráis vuestro talento y lo empleéis para el bien, para ayudar a los demás y para mejorar como seres de luz. Dios, la magia, la energía, como quieran llamar o referirse a todo esto... es infinito, y las maneras que tiene de manifestarse lo son también, a nosotros nos corresponde investigar, conocer, trabajar del mejor modo posible para canalizar ese poder y así hacer de nuestra vida, nuestro mundo y el de todos los demás un lugar mejor.