jueves, 3 de agosto de 2017

Hay muchas expresiones de la magia

Hace ya tiempo que me planteaba volver a escribir. Creo que esto no debe ser tanto un ejercicio de obligación como un modo de expresar ideas cuando éstas se presentan y uno está preparado para plantearlas del modo pertinente. Hoy, tengo algo que deseo compartir. Es algo a lo que he llegado con el tiempo y con la ayuda de una persona muy querida; ésta no es solo mi concepción, sino más bien el reflejo de un sentimiento común que tal vez sea de ayuda a otros.

Desde que empecé en esto de la magia, el Yo Soy, la Kábbalah, la Alquimia y otras disciplinas, siempre he pensado que no eran lo mío. Mis maestros (y más aún maestras) han sido gente extraordinaria, especialmente mi maestra de Kábbalah a la que sin duda muchos conocen y admiran y que es una persona magnífica tanto como maga como persona en sí. Pero no es solo ella, he tenido dos maestras de Reiki impresionantes, con una facilidad y un talento poco menos que innatos. Mi profesor de Alta Magia y algunos rabinos cabalistas de los que he tenido el placer de ser alumno poseen dotes increíbles. Como ellos, muchos compañeros, compañeras y conocidos.
Las comparaciones no son buenas, pero con el tiempo no he podido evitar caer en este error. Muchos de ellos (y ellas) tienen grandes habilidades y son capaces de gestionarlas, trabajar con ellas, ayudar a otros, etc. ¿Pero y yo? Nunca me he sentido así, nunca he terminado de confiar demasiado en mis habilidades, supongo que en gran medida porque aquellos que tenía cerca eran talentosos.

Mi percepción sobre este asunto cambió hace poco tiempo. Hablando con una persona muy cercana me hizo ver que mis habilidades no son peores, ni mejores, que las de los demás. Mis habilidades, así como las de cada quién, son distintas. Tal vez no sea un buen médium, como mi profesora, o a lo mejor no tengo esa facilidad para dejarme llevar, e incluso percibir a las energías y su presencia no sea mi fuerte, pero poseo otras cualidades. 
¿Por qué digo esto? No es para vanagloriarme, antes al contrario. Siempre había pensado que mis habilidades eran comunes y que no tenían nada de especial; cosas que cualquier persona puede aprender a través de la observación y la lógica (sin entrar en la magia): La empatía, el conocer el carácter y la voluntad de alguien sólo con verle, y cosas de este tipo.
Aparentemente, se me hizo ver que no todo el mundo puede hacerlo y aunque reacio al principio tuve que terminar admitiendo que tal vez era verdad.

Este es solo un ejemplo, el mío. Hay otros, tal vez alguno de vosotros, que creáis como yo creía que a pesar de dedicaros a esto no poseéis habilidades dignas de ser llamadas como tales porque no son las más vistosas ni espectaculares. Yo, hoy, os digo desde mi experiencia que busquéis cuales son vuestros talentos (aunque os pueda parecer que no son nada) y veáis cuantos a vuestro alrededor poseen esas cualidades.
Esto no nos hará mejores que los demás, no lo somos. Sólo servirá para que os deis cuenta de que tenéis algo único, algo especial que no tienen otros (como vosotros no sois iguales que mi maestra, o que yo, o que mi vecino de 4 casas más allá al que ni siquiera conozco).

Los talentos mágicos pueden expresarse y emplearse de muchas maneras, y tal vez cada uno debamos aprender a trabajar con los nuestros sean cuales sean. No importa que uno pueda percibir el estado de ánimo de los demás y que otro pueda comunicarse con las energías sin esfuerzo, cada talento tiene una utilidad y siempre habrá alguien a quien podamos ayudar.
Habrá quienes no crean en la magia, y están en su derecho y libertad como nosotros, y no quieran oír hablar de médiums, de sanadores reiki o de cualquier cosa similar; pero tal vez estén dispuestos a hablar con un persona aparentemente normal y corriente como ellos que sepa cómo hacerles sentir mejor. Si logramos eso, cada uno con nuestro talento, si logramos ayudar a alguien la magia se habrá obrado y seremos tan dignos como el que más.

Mi consejo de hoy, por así decirlo, es que descubráis vuestro talento y lo empleéis para el bien, para ayudar a los demás y para mejorar como seres de luz. Dios, la magia, la energía, como quieran llamar o referirse a todo esto... es infinito, y las maneras que tiene de manifestarse lo son también, a nosotros nos corresponde investigar, conocer, trabajar del mejor modo posible para canalizar ese poder y así hacer de nuestra vida, nuestro mundo y el de todos los demás un lugar mejor.

martes, 7 de enero de 2014

El Segundo Regreso - Empleando la Lógica

Volvemos después de un nuevo periodo de ausencia. Aunque quisimos volver, nuevas obligaciones nos apartaron del blog. Nuestro tiempo sigue siendo, por lo general, muy limitado a causa de los distintos asuntos que cada uno de nosotros tiene que atender. No obstante, queremos seguir publicando. Probablemente no podamos seguir con la anterior línea de publicaciones, puesto que no disponemos de demasiado tiempo para montar los temas. Así pues, como nuevo objetivo nos hemos fijado la reflexión lógica entendida desde el punto de vista de la metafísica.

¿Por qué es importante la lógica? Cuando uno quiere avanzar espiritualmente, o intelectualmente, debe tener muy presente que lo más importante es la coherencia con uno mismo. Jamás podremos desarrollarnos si no mantenemos una lógica con nuestro propio ser. ¿Cómo ser lógicos con nosotros mismos? Aunque a muchos ésto pueda sonar extraño, la realidad es que pocas personas son coherentes consigo mismas. Si nos detenemos a pensar por qué hacemos tal, o cual, cosa, veremos que en muchas ocasiones son el mero resultado de la costumbre.

Hablaba el otro día con una buena amiga con la que, a pesar de la amistad, mantenemos profundas disensiones. “¿Por qué eres cristiana?” le pregunté. “Porque siempre lo he sido” me dijo ella. Algo me desequilibró, “¿solo por eso?” pensé. No podía ser, no podía creer que el único motivo fuera el de la costumbre, así que seguí preguntándole; buscándole una lógica al asunto.
“¿Nunca has pensado que tal vez estés equivocada, nunca has tenido otro motivo?”, me mi durante unos instantes sin decir nada, pensativa. “No ¿Qué otra cosa iba a ser si no?”. La perplejidad se apoderó de mi. Yo también soy creyente (aunque no sigo doctrina ni religión alguna) y no concebía que los únicos motivos de alguien para ser creyente fueran la costumbre y el descarte.
Todo ello nos llevó a una larga conversación, más bien discusión, sobre el tema.
Tras un par de horas conseguí hacerle ver su error. No hay manera alguna en la que podamos ser verdaderos creyentes por ese camino. Y digo creyentes a falta de un término mejor, pues desde luego la creencia es una imprecisión a todas luces condenable.

Creer en algo desafía toda lógica. Del mismo modo que la fe limitan a la persona, imponiéndole unos límites. Solo podemos tener fe, o creer, en aquello que jamás podremos llegar a ser capaces de conocer, o de experimentar; en aquello que no hay modo alguno de confirmar. Si no podemos confirmar algo, ¿cómo podemos afirmar con rotundidad que ahí está? ¿Con qué base, con qué principios? Es más, si no podemos llegar a ello porque está más allá de lo que podemos conocer... ¿cómo nos atrevemos a afirmar nada al respecto? Si no podemos afirmarlo, ni conocerlo, ni experimentarlo; tampoco hay manera de saber qué es, qué quiere o qué dice.
Solamente a través de la experiencia puede empezar a afirmarse algo. Únicamente cuando tenemos alguna prueba, aunque probablemente imposible de demostrar a los demás, podemos empezar a pensar (nosotros, y solo nosotros mismos) sobre el tema. Por ejemplo, si pedimos a la divinidad (una y otra vez correctamente) y las cosas se nos cumplen, podemos hallar ahí una prueba.
¿Bastará entonces con una sola vez? No. Seamos lógicos y consecuentes. Que lo que hemos pedido una vez se nos cumpla puede deberse perfectamente a la casualidad. Lo mismo si pedimos 3 o 4 cosas. Cuando hayamos logrado el éxito en un número suficiente de casos (30, por ejemplo) podremos empezar a planteárnoslo seriamente. De las 30 veces que se nos han cumplido los pedidos, podemos decir que quizás son demasiadas casualidades y que, tal vez, solo tal vez, en una de ellas haya habido intervención divina.
Bastará que la haya habido en una sola ocasión para saber que hay algo más allá. Pero cuidado, no digo que tengamos entonces derecho a tener Fe. Hemos descubierto que ha habido una intercesión, de ser así nosotros conocemos que hay algo más allá que nos ha ayudado. Siendo así no necesitamos la Fe, que es ciega, sino que podemos mirar con la luz del conocimiento. Ya no tendremos que abandonarnos a la fe y al hipótesis; porque ahora tenemos una prueba que nos permite conocer la verdad. Así, en adelante, ya no seremos creyentes; seremos gente que conoce lo que hay. Y por lo tanto, cuando pidamos, ya no tendremos fe en que tal vez se cumplan nuestros pedidos, sabremos que los pedidos se cumplirán y sustituiremos la Fe por la confianza.

Esto es solo un primer paso. El camino de la lógica y la evolución es exigente. Nos obliga a plantearnos cuestiones que debemos responder. Ya no podemos seguir pensando que tenemos la razón y decir aquello de “¿Y por qué no iba a ser así?”, dejando a los demás la tarea de convencernos de lo contrario. La actitud que uno debe emprender consigo mismo es la contraria. La de desafiar todo su supuesto conocimiento y preguntarse “¿Por qué iban las cosas a funcionar como yo creo que funcionan, a caso no podrían funcionar de un modo distinto y estar yo equivocado?”.
Si somos consecuentes ésto nos llevará a realizarnos preguntas que pongan en jaque nuestros más arraigados esquemas. Unos esquemas que trataremos de defender, pero que debemos ser conscientes de que muy probablemente contengan errores. Si los tienen, si hallamos la brecha en nuestro sistema, el siguiente paso es cambiar lo nuevo por lo viejo.
Solo si lo hacemos así podremos seguir avanzando. Por ello debemos ser muy críticos con nosotros mismos. Dudar siempre de lo que creemos saber, aceptar que aún en una larga vida llena de estudios jamás llegaremos a la verdad absoluta y que, por lo tanto, siempre podremos dar un paso más hacia una mejor comprensión. Si uno acepta su imperfección y la combina con el deseo de mejorar, tiene la llave para el éxito.

Debemos ser también muy cautelosos a la hora de elaborar nuestro sistema lógico. Para ello tendremos siempre presente que cualquier sistema que adoptemos debe servir para cualquier situación.
Por ejemplo: Una persona, como mi amiga, es cristiana porque siempre lo ha sido. Ella lo considera bueno, y cree que tiene todo el derecho a permanecer igual sin cambiar su forma de pensar, ni buscar más razones para serlo. Siquiera consideraba que tuviera que defender su postura, porque para ella era buena y no necesitaba más. Posiblemente algunos crean que tenía razón.
Veamos ahora el mismo comportamiento en alguien distinto, alguien que por ejemplo naciera en el seno de una familia ultranacionalista (nazi). Si hubiéramos entablado la misma discusión esa persona me diría que todo ese sistema de valores que ella tiene (violencia, racismo, homofóbia, etc.) son buenos y correctos porque ella siempre ha sido así y lo considera bueno. Que no recae en ella la responsabilidad de buscar razones para defender su posición, que no necesita nada más. Ésto no enervaría bastante ¿no es así?

Esto es porque hay un fallo en el sistema. El sistema que hemos escogido para defender una postura no se sostiene. Falla por su propia base, pues se sostiene solamente en lo que una persona cree bueno (cree bueno, además, porque se lo han enseñado así).

El sistema que elijamos es libre, pero debe ser coherente. Empezar a pensar con lógica nos enseñará muchas cosas. Poner en cuestión todo lo que damos por hecho siempre es bueno, especialmente si son otros lo que en un momento de nuestras vidas nos lo han enseñado así. Todo aquello que alguien nos enseña debemos ponerlo en cuestión, dudando y contrastando siempre. Planteándonos y reflexionando sobre qué posibilidades tiene de ser verdadero o no. Ante todo debemos tomar lo de otro solamente como información exterior que se debe analizar y, todo caso, introducir en nosotros pero a nuestra manera. Aceptar la posición de la otra persona solamente porque después de pensarlo nos parece razonable, lógico y coherente.
Si hacemos nuestro lo de alguien, ese algo será en verdad nuestro. Si lo tomamos sin más será un mero implante externo. Y no podemos avanzar cuando hacemos algo por inercia o porque nos han enseñado así, sin que hayamos buscado más caminos.



Ésta es solo una reflexión general, que lo que pretende en esencia es hacer ver la necesidad de reflexionar y pensar las cosas. De animar a todos lo que quieran a ser realistas consigo mismos, a plantearse los fundamentos de sus propios pilares con el fin de mejorar; puesto que jamás llegaremos a mejorar si somos incapaces de reconocer nuestros errores. Errores que, como humanos, siempre tendremos pues nadie llega jamás a ser perfecto y siempre hay, entonces, un lugar hacia el que avanzar y cosas que poner en duda.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Alfabetos Mágicos - Introducción

Hoy en día prestamos muy poca atención a las letras. Tanto la escritura como la lectura son habilidades comunes en nuestro mundo moderno, habilidades que damos por hechas y a las que no prestamos mucha atención. ¿A caso consideramos especial a alguien que con 40 años nos venga y nos diga “Hola, yo sé leer y escribir”? No, no en el mundo occidental actual.
Pero las cosas no siempre fueron así. Si nos remontamos a la Antigüedad, e incluso a los primeros siglos de la Edad Media, nos daremos cuenta de que muchos pueblos prestan una atención especial a sus alfabetos. Aquí hablaremos en particular del alfabeto nórdico (rúnico) y hebreo (alefato), con algunas menciones a los alfabetos egipcios (el jeroglífico en particular) más adelante.

Hemos hablado con anterioridad del valor de la palabra en la magia. Pero las palabras también se ocupan de codificar la realidad, de racionalizarla de alguna manera. Son el medio por el que nos expresamos.
Hasta la fecha han existido distintas maneras de codificar el lenguaje. Desde los métodos rudimentarios de la prehistoria con el sistema icónico (con dibujos), evolucionando luego al ideográfico o logográficos (como los kanjis japoneses, los hanzi chinos; e incluso el jeroglífico egipcio), al silábico (lineal A y B, ugarítico, maya, cherokee, esquimal…) y finalmente al alfabético (latino, griego, ruso, hebreo, etc.).
Nosotros vamos a centrarnos eminentemente en dos sistemas alfabéticos: El Rúnico Nórdico y el Alefato Hebreo.

Alfabetos del Mundo Antiguo

¿Qué tienen de especial estos dos alfabetos? 

Ambos poseen ciertas similitudes. La primera de ellas deriva de la evolución histórica que sufrieron ambos. Es sabido que los alfabetos actuales son el resultado de un proceso de reducción que partía en un principio de los ideogramas. Esos ideogramas cobraron cada vez un matiz más abstracto y pasaron de definir objetos determinados a sílabas (algo mucho más abstracto, signo de que la lengua había evolucionado lo suficiente como para no tenerse que referirse a las cosas con representaciones que se les asemejaran). Pero las sílabas derivaban a su vez de esa primera idea ideográfica, por lo que en más de una ocasión el trazo era similar, adquiriendo así un significado propio dentro de sí.
Más adelante las sílabas se simplificaron todavía más llegando al nivel alfabético, que seguía conservando de manera más diluida el lejano significado del ideograma. Por ejemplo, la letra hebrea Aleph significa “buey” y se relaciona con dicho animal; no obstante no podríamos decirlo a simple vista pues no hay semejanza alguna. Su sonido es consonántico, pues el alefato no posee vocales. Ejemplos similares podemos encontrar en el caso de las Runas.

Esta coincidencia hace que las letras cobren un sentido, que a la par que el trazo se torna cada vez más abstracto. Esto permite emplear la letra como un instrumento más allá del uso escrito. De ambos alfabetos derivan hoy dos de los sistemas adivinatorios más conocidos: El Tarot y las Runas. Fue esa dinámica la que permitió que con el tiempo cada letra fuera cobrando un sentido más ideológico, un carácter propio.
Así pues, las letras empezaron a tener poder por sí mismas. No eran meras herramientas para la escritura sino que nos hablaban de un mundo secreto más allá de las mismas.

Hoy por hoy es el sistema hebreo el mejor conocido, gracias a la tradición mística de la Cábala. Sobre las runas es menor nuestro conocimiento dadas las circunstancias pues carecemos de documentos escritos en papel. La cultura nórdica, que tuvo su apogeo entre 850 y 1050 d.C. se vio rebasada por el cristianismo en el s. XII, y los documentos que se conservan son en islandés u otras lenguas antiguas que ya no empleaban los alfabetos rúnicos. Las runas se emplearon sobre todo en piedra, en grandes grabados de tinte ceremonial en la mayoría de los casos.
En contraposición tenemos el alfabeto hebreo, cuya tradición es mucho más extensa con alrededor de 2500 años de historia bien documentado. A pesar de las diásporas, la babilónica y especialmente la romana, los judíos cultos (la mayoría de ellos rabinos) no perdieron el uso de su lengua en especial a la hora de escribir. Encontramos, pues, extensas obras escritas en hebreo a lo largo del tiempo, algunos dedicados de forma especial al mismo alefato (como el magnífico “Sepher Yetzirah” el Libro de la Creación). Otra obra colosal también se refiere al alefato y nos habla del mismo en algunas ocasiones: “El Zohar” (Libro del Esplendor). También podemos encontrar menciones en otro de los grandes libros de la tradición cabalista como es el “Sepher ha-Bahir” (Libro de la Claridad).

Alfabeto Rúnico: Futhark Antiguo

¿Qué tiene que ver el Alefato con el Tarot?

Ésta es una pregunta de difícil respuesta, pues no existe acuerdo sobre los orígenes del Tarot. En primer lugar debemos decir que el mismo posee dos orígenes posibles, que un servidor cree que convergieron en algún momento de la historia; probablemente en los primeros siglos de nuestra era durante el exilio judío en Egipto.
La tradición hebrea nos habla de que el gran rey Salomón, hijo de David, se casó con una princesa egipcia. Éste, conocido como el mayor mago de todos los tiempos, empleaba las letras del alefato en sus trabajos mágicos; no solo eso, sino que también les daba un cierto uso adivinatorio. Digo cierto uso porque no tenía como fin el escrutinio del pasado. Salomón les daba un uso que hoy llamaríamos evolutivo; empleaba las letras para saber qué aspectos de sí mismo debía mejorar en aquél momento, para saber en qué se había equivocado y a qué debía prestar atención. Las letras escogidas, al “azar”, le hablaban sobre qué era lo que debía mejorar o trabajar en aquel instante.
La tradición egipcia, por otro lado, señala que los 22 Arcanos Mayores del Tarot no tienen tanto que ver con las 22 letras del Alefato, sino con los 22 Nomos (Provincias del Antiguo Egipto). Cada una de ellas se identificaba con uno de esos territorios, también con cada uno de los 22 trozos en los que Seth cortó a Osiris después de asesinarle. Así pues, cada parte tenía su función, cada provincia también la suya. De ello extraían el significado las cartas, esta vez sí con un sentido más plenamente adivinatorio desarrollado en los últimos siglos de la pasada era.
Nuestras cartas actuales tienen dos partes, el dibujo y el nombre. El dibujo deriva de lo que pensamos eran las antiguas cartas egipcias, en tanto que los nombres son una mescolanza de tradiciones. No obstante, si seguimos el sistema tradicional de Tarot (no el desarrollado en el s. XIX por Ridder Witte) veremos que el emparejamiento entre las cartas del Tarot y las Letras Hebreas es perfecto.


¿Qué diferencia hay entre las Runas y el Alefato?

En primer lugar hay que considerar el número. Existen distintos alfabetos rúnicos, si bien el básico consistía en 24 caracteres, que luego algunos pueblos ampliaron a 29 y 32 (con algunas variaciones locales y temporales). Para la tarea adivinatoria, además, el alfabeto rúnico incluyó una runa más: Wyrd, la runa en blanco, la Runa de Odín. El alefato hebreo, sin embargo, contiene tan solo 22 caracteres.

Alefato Hebreo
Otra diferencia gira en torno al uso de ambos. El alfabeto rúnico está limitado en general al uso en piedra como ya hemos dicho anteriormente, y generalmente para hablar de grandes temas mitológicos o consagrar grandes gestas. El alefato hebreo, sin embargo, no restringe su uso meramente a lo religioso, sino que también halla una función institucional y se emplea para la escritura común.

Debido a las circunstancias históricas es más lo que conocemos sobre el alfabeto hebreo que no sobre el rúnico. Ignoramos si los nórdicos atribuían algún valor numérico a sus letras, o si concedían importancia al hecho de que una palabra se escribiera con determinadas letras.
Para los hebreos, sobre los que disponemos de mucha más información, las letras también contenían un valor numérico (como en muchas lenguas semíticas); pues hay que recordar que todavía no habíamos alcanzado los números arábigos (de origen hindú) que empleamos hoy en día. Tanto es así que dentro del sistema hebreo si dos palabras llegan a sumar el mismo valor numérico (extraído de cada una de las letras que componen las palabras) es que tienen algo en común. Lo mismo sucede cuando una palabra tiene un valor numérico recalcable como 11, 22, 33, 72 u otros números a los que se conceda un significado especial.
Lo mismo sucede en el caso de que dos palabras compartan las mismas letras.

Por ejemplo las palabras “Ria” (Amigo)  y “Raá” (Ser malo) ambas escritas con las letras Resh y Ayin (aunque con distintos puntos vocálicos) que sumarían un valor de 270 (200 Resh + 70 Ayin). Sin entrar a hacer aquí una disertación desarrollada, lo que nos indica es que la línea que separa a los amigos de los enemigos es muy delgada; que a veces tomamos por buenas a personas que nos quieren mal, y por malas a personas que nos quieren bien. Este valor se puede resumir en 9 (2+7+0 = 9), lo que nos dice que solamente cuando seamos capaces de ver dentro del alma del ser humano que está a nuestro lado podremos dilucidar si es o no un amigo de verdad. Pero no solo esto, sino que a su vez nos señala que, al ser el 9 el número relacionado con el ser humano, que cada uno tenemos dentro de nosotros mismos el potencial para llegar a una u otra cosa.
¿Cómo llegamos a ese potencial? 270 es el valor de ambas palabras, si tomamos este valor y lo dividimos por 9 (su resumen) nos da 30 (270/9 = 30). 30 es el valor de la letra Lamed, letra que simboliza el corazón y la conexión divina. De ésta manera el resultado de lo que lleguemos a ser dependerá del camino que hayamos tomado y de los oídos que hayamos prestado a esa parte divina que está en nuestro corazón y que nos habla de un modo tan cercano.

Éste es solamente un ejemplo muy simple y superficial; pero baste para ver qué valor se le da a las letras y a la numerología que se les asocia. Evidentemente para un análisis más completo deberíamos analizar las letras que componen las palabras, en este caso Resh y Ayin.


Próximamente publicaremos artículos específicos sobre Runas y Letras Hebreas; así como sobre Jeroglíficos tan pronto como podamos. En las futuras publicaciones trataremos de ser más precisos sobre cada uno de los sistemas y, poco a poco, explicar cada una de las letras en particular.

Regreso - Volvemos a la actividad

Este ha sido un año complicado. Debido a toda una serie de circunstancias tuvimos que abandonar la actividad en el Blog, quizás en un momento en que precisamente la gente empezaba a leernos y exponer tanto su apoyo a nuestra tarea como a plantear sus propias preguntas.
Desde aquí queremos pedir disculpas a todos aquellos que por un motivo u otro se hayan podido sentir desatendidos u ofendidos, pues muy lejos de nuestra intención estaba, y está, el ofender a nadie. Todas las preguntas serán respondidas con la mayor brevedad que nos sea posible y del mejor modo que podamos.

Evidentemente estamos abiertos a cualquier sugerencia, dispuestos a resolver todas las dudas que se quieran plantear de ahora en adelante.

Volvemos sabiendo un poco más que antes, aquello que el tiempo nos ha dado y hemos podido (o querido) aprender. Hasta ahora habíamos tratado de que éste fuera un Blog bastante libre y heterogéneo en cuanto a su contenido, siempre dentro del marco de la espiritualidad y la metafísica. Hoy, lejos de abandonar ese camino, queremos tratar de seguir adelante con todavía más pluralidad y apertura.
¿Qué quiere decir ésto? Sencillamente que el mundo espiritual es uno, pero muchas las formas de entenderlo y llegar a él. Aunque cada una de ellas tenga su método el objetivo, y a lo que se mira, es el mismo; por ello creemos que es bueno derribar (en cierto modo) esas barreras, conectar las visiones de unos y otros con tal de alcanzar una mayor comprensión de ese TODO.

Quizás ésta sea una postura controvertida que algunos rechacen. Claro está que no todo se puede (ni algunas veces se debe) mezclar; pero la visión comparada siempre puede otorgar matices más sutiles, y un amplioespectro más diverso de colores que nos ayuden a comprender.
Sabemos que tal vez sea un camino algo complicado, que algunas veces nos podemos equivocar (pues somos humanos, como todos, y lejos estamos de alcanzar la verdad absoluta). Por ello es que invitamos a una mayor participación a todos aquellos que puedan tener dudas, que disientan de nuestras opiniones y, sobre todo, a aquellos que tengan una visión más clara que la nuestra y puedan dilucidar puntos oscuros a los que todavía no hemos llegado.



Por último, despedirnos por hoy recordando que estamos abiertos a las peticiones. Los que lo deseen pueden pedirnos temas sobre los que hablar, sobre los que deseen conocer más; así como sugerir nuevos campos de investigación que hasta el momento hayamos dejado de lado.
También abrimos las puertas a la Colaboración. ¿Hay algún tema sobre el que quieras hablar? No importa si nosotros hemos hablado de él, o si se trata de un tema nuevo. Ponte en contacto con nosotros y hablaremos, analizaremos el contenido y lo publicaremos si lo creemos adecuado para el Blog (siempre mencionando al autor original si no se indicara lo contrario).

Bendiciones para todos

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Yo Soy – Oración Mágica del Yo Soy

Con ésta oración obtendremos todo aquello que podamos necesitar en la vida, por lo que es importante tratar de realizarla tan a menudo como se pueda.
No debemos olvidar que los resultados vendrán en medida de nuestra fe, concentración y voluntad al pedir; tanto como de nuestra constancia. Pero si perseveramos y tratamos de repetirla por lo menos una vez al día hasta ver cumplidos nuestros deseos, pronto obtendremos lo que queremos. También debemos recordar que una vez hayamos terminado nuestra oración, no debemos ser impacientes; sino que debemos dejar que la energía se movilice libremente, confiando plenamente en que aquello que pedimos se va a cumplir.

Yo Soy la puerta abierta que ningún ser puede cerrar
Yo Soy quien transmuta lo negativo en positivo
Yo Soy quien crea la felicidad en mi persona
Yo Soy un manantial de salud
Yo Soy la abundancia económica
Yo Soy quien tengo todos mis problemas resueltos
Yo Soy la justicia divina para todo
Yo Soy quien crea una vida llena de prosperidad
Yo Soy la fuerza
Yo Soy la luz
Yo Soy un rayo violeta que penetra por mi organismo y transmuta lo negativo en positivo
Yo Soy cada una de las células de mi organismo que elimino lo negativo
Yo Soy el Dios que habita mi casa
Yo Soy el poder, la fuerza y la gloria
Yo Soy la energía suprema que con su presencia corta las perturbaciones
Yo Soy quien elimina a los hermanos elementales que perjudican mi vida
Yo Soy quien Soy y quiero mi vida fuera de complicaciones
Yo Soy quien tiene todas mis necesidades cubiertas
Yo Soy quien quita los enemigos, ocultos, visibles e invisibles de mi camino
Queda decretado, queda conjurado, queda manifestado
y así lo hago realidad en el Nombre de la Divina Presencia Yo Soy
Que así sea, y así se cumpla; Amén


Podemos añadir alguna cosa más si lo consideramos oportuno, aunque deberíamos tener presente de que se trata de una oración para el bienestar general y no concreto.
De todos modos es buena para realizar antes, o después, de realizar alguna petición concreta para dar más fuerza a la misma.

Ésta Oración podemos realizarla estando solos, sin encender vela alguna, o podemos acompañarla con alguna vela para darle más fuerza. En éste caso sería recomendable una vela violeta o blanca; recordando siempre que debemos vestir la vela (o especificar cuál va a ser su uso antes de encenderla solamente si no sabemos cómo vestir una vela).
Lo importante, sea como sea, es nuestra actitud, nuestra voluntad y nuestra constancia. Todo lo demás no va a servirnos de mucho si nosotros no ponemos algo de nuestra parte.

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martes, 11 de diciembre de 2012

Parábolas – El Soldado Herido que continuó luchando


La parábola de hoy tiene un sentido accesible, pero no por ello menos importante. Nos recuerda que no debemos decaer ante las adversidades, y que si nosotros nos rendimos en ese momento vamos a perderlo todo.

Se dice que una vez había un soldado que tuvo que ir a la guerra, y le tocó estar entre las primeras filas de infantería. Cuando la batalla comenzó, se lanzó raudo contra las filas enemigas y no vaciló en ningún momento en blandir su espada contra los enemigos que atentaban contra su vida.
Luchó bien, con fuerza y fervor, pero he aquí que una lanza enemiga penetró su armadura y alcanzó el brazo con el que asía la espada. Herido, con el brazo inhabilitado, el soldado corrió para cubrirse y trató de sanar la herida en el campo de batalla, descuidando su tarea ofensiva y defensiva. Así lo vio un general, que se le acercó para reprenderle por su reacción y le dijo “No descuides la guardia ni por un instante, no aflojes en tu lucha contra el enemigo, que es fiero y malvado, ya que la próxima lanza puede atravesarte, o alcanzarte alguna flecha mortal. ¡Junta todas tus fuerzas y sírvete de tu otra mano para blandir la espada, pues te va la vida en ello!”


Ésta parábola nos enseña que el enemigo, el Mal, siempre está al acecho; esperando encontrar en nosotros algún punto débil por el que atacar, tratando de minar nuestros puntos fuertes para hacernos caer.
En muchas ocasiones nos veremos atacados y dolidos, nos encontraremos con situaciones difíciles para cumplir los preceptos correctos de la bondad; pero no por ello debemos desfallecer. No podemos retirarnos y refugiarnos en el pensamiento de que no pasa nada.
El Mal, precisamente, se sirve de ello para seguir penetrando cada vez más en nosotros y tentarnos con otras transgresiones; que cada vez serán mayores a menos que nosotros nos impongamos y consigamos refrenarlo.
Debemos tener en cuenta para ello las palabras de David: “Si el espíritu del mal se exaltare contra ti, no dejes tu lugar; porque la flojedad hará posibles grandes ofensas.” Éstas nos enseñan que si no sabemos aceptar las heridas y levantarnos de nuevo, el mal seguirá penetrando en nosotros hasta que consiga destruirnos por completo; llevándonos cada vez por senderos más oscuros.

Así pues, seamos firmes y mantengámonos rectos. Que nada enturbie nuestro espíritu, ni flaquee nuestro corazón por adversas que puedan ser las situaciones que hayan de venir. Tengamos siempre presente al Santo, Bendito Sea, en nuestros pensamientos y que Él sea nuestro apoyo y nuestra fuerza en todo tiempo y lugar pase lo que pase.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Amuletos – (Mjölnir) El Martillo de Thor


El Martillo de Thor es uno de los elementos y amuletos más conocidos de la Mitología Nordica, ampliamente difundido en nuestros días es vastamente conocido por su forma. Pero son pocos los que conocen el origen y la utilidad del martillo Mjölnir.

Amuleto Mjölnir de bronze
La historia empieza, como es habitual en la mayoría de regalos de la mitología nórdica, con Loki como protagonista. Loki, el más artero de los dioses, cortó los cabellos a Sif, esposa de Thor; por lo que éste último no tardo en enfurecerse, persiguiendo a Loki y llegando casi a causarle la muerte, lo que habría conseguido si Loki no le hubiera prometido que a Sif le crecería de nuevo el pelo, esta vez de oro.
Así fue como Loki tuvo que acudir a los elfos oscuros. Encargó a los hijos de Ivaldi, seguro de su gran renombre, que labraran el regalo para Thor, así como otros para Freyr y Odín (Wotan). Pero la vanidad de Loki le llevó a presumir de que las artes de los hijos de Ivaldi podían superar con creces a las de cualquier enano (los seres más dotados para las manufacturas).
Dos hermanos, Brokkr y Sindri, aceptaron la apuesta; pues Loki se había jugado su cabeza en ello. Se pusieron a trabajar y emplearon piel de cerdo para el regalo destinado a Freyr, oro para la de Odín y Hierro para la de Thor. Tuvo, entonces, Loki miedo de perder su apuesta y, poco dispuesto a dejarse ganar, entró en la herrería de los enanos convertido en mosca; para picarles y provocar fallos en su obra; pero nada consiguió con ello.
Los regalos de ambas partes fueron espléndidos. El primero en presentarlos fue Loki, que regaló a Odín la lanza Gungnir; que podía alcanzar cualquier objetivo que se propusiera por difícil que fuera. A Thor le regaló la cabellera de oro prometida para su esposa Sif; y a Freyr el barco Skídbladnir que tenía la capacidad de poder albergar a tantos como fuera necesario, hacer que el viento soplara siempre a su favor y plegarse hasta poderse guardar en un simple bolsillo.
Los Ases quedaron maravillados, pero era el turno ahora de Brokkr. El enano regaló a Odín el anillo Draupnir, un anillo de oro del que cada noche surgían otros ocho del mismo valor. El regalo para Thor fue Mjölnir, el martillo, que podía golpear con tanta fuerza como fuera necesario, que podía cambiar de tamaño a voluntad, y que podía ser lanzado sin miedo a errar el objetivo teniendo el mismo la capacidad de volver a su portador por sí solo. Finalmente a Freyr le regaló un verraco con grandes capacidades. Era el animal más veloz sobre la tierra y podía incluso correr por los cielos y los mares si era menester. Alumbraba, además, a su paso toda oscuridad, por densa que pudiera ser.

Thor - Representación en un antiguo manuscrito
Los dioses juzgaron que el mejor regalo era, sin duda, el martillo Mjölnir que el enano Brokkr había traído a Thor. No solo era espectacular, sino que les permitiría ganar la guerra contra los Gigantes de la Escarcha; una guerra que ya se prolongaba demasiado.
Dieron entonces a Loki por perdedor y reclamaron los enanos su premio, la cabeza del dios. Sin embargo, Loki huyó y, cuando fue alcanzado, usó sus tretas para convencer a los enanos de que le dejaran la cabeza en su sitio. Pero Brokkr, ofendido aún con todo, usó la correa llamada Vartari para coser los labios de Loki y evitar que éste volviera a mentir.

El origen etimológico de la palabra Mjölnir no está demasiado claro en profundidad; pero si que se pueden adivinar sus orígenes. Mjölnir significa "demoledor" y hace referencia a la capacidad de pulverizar del martillo. Está relacionado con el verbo islandés mölva (aplastar) y mala (moler). Palabras similares, todas provenientes de la raíz protoindoeuropea melə se pueden encontrar en la mayoría de las lenguas europeas, e.g. las palabras eslavas melvo (demoler) y molotu (martillo), la holandesa meel (moler), la rusa Молот (molot - martillo), la griega μύλος (mylos - molino), las palabras latinas malleus(martillo) y mola (molino) y las inglesas meal (moler), mill (molino) y mallet (mazo). Se ha sugerido también que el nombre aparte de reflejar los fabulosos poderes de Mjolnir también podría aludir a la naturaleza agricultora de Thor, ya que en sus comienzos era una divinidad adorada por agricultores. Una teoría alternativa sugiere que Mjolnir podría estar relacionado con la palabra rusa молния (molniya) y la galesa mellt (ambas traducidas como "rayo"). Esta segunda teoría se relaciona con la idea de que Thor era el dios del trueno, por lo cual podría haber usado rayos como su arma.


Así pues, el poderoso Martillo de Thor (Mjölnir) es un amuleto que va a cumplir dos funciones principales, derivadas tanto de su etimología como de su empleo en la mitología.
La primera función es la de otorgar fuerza y vigor contra los enemigos. Llevar colgado el Martillo de Thor va a favorecer que nuestros enemigos caigan ante nosotros, pues nos otorga la fuerza necesaria.
En segundo lugar también es un amuleto de fertilidad. Una fertilidad que no se refiere solamente a la capacidad sexual, sino también material, mental y espiritual. El Martillo de Thor es bueno cuando deseamos hacer que algo prospere, ya sea un trabajo, una idea, un proyecto, un matrimonio, etc.
Aunque no se detalle, este amuleto también otorga vigor y fecundidad por lo que es excelente para mejorar las relaciones sexuales; especialmente masculinas, aunque también femeninas.

Este amuleto gozaba de gran difusión en la antigüedad y la edad media entre los pueblos nórdicos. Son muy numerosas las reproducciones que de él se han encontrado en todo tipo de materiales, y aunque Thor fuera un dios eminentemente aclamado por las clases populares, también las clases altas solían lucir el martillo como amuleto.
Si buscamos su relación con la fertilidad, recordaremos que Thor es una divinidad de la fertilidad agrícola. Su fuerza, su más famoso atributo, es el vigor de la tierra y los truenos (no rayos) y sus efectos, los rayos, son causados precisamente por los golpes de Mjölnir.
Thor siempre luchaba con éste fabuloso martillo y se decía que allí dónde sonaban los truenos estaba él en alguna de sus empresas contra los enemigos de los hombres y del Asgard.
Precisamente la función protectora del martillo, contra los enemigos, se deriva del otro aspecto del dios. Thor, hijo de Odín, fue nombrado por su propia voluntad como el Defensor de la Humanidad.

Así pues, el martillo es un poderoso amuleto con grandes virtudes para aquél que quiera llevarlo colgado; pues debe llevarse preferiblemente colgado. No obstante, también podemos tener representaciones del mismo en materiales varios como decoración en la casa; siempre que sean naturales.