El Taoísmo, nacido con la figura del
mítico Lao Tse hacia el s. VI a.C., es una de las grandes corrientes
de pensamiento oriental que perduran hoy en día. Nosotros no
queremos inmiscuirnos en la polémica existente entre el Budismo y el
Taoísmo; sencillamente aprender de cada una de ellas lo mejor que
nos puedan ofrecer.
Por eso hoy inauguramos una sección
dedicada al Taoísmo con un extracto del “Tao Te King”
que comentaremos seguidamente.
Cuando
todo el mundo reconoce lo bello como bello,
esto
mismo es fealdad.
Cuando
todo el mundo reconoce lo bueno como bueno,
esto
en sí mismo es malo.
Ciertamente,
lo oculto y lo manifiesto se generan el uno al otro.
Dificultad
y facilidad se complementan entre sí.
Lo
largo y lo corto ponen de manifiesto a su contrario.
Alto
y bajo establecen la medida mutua.
La
voz y el sonido entre sí se armonizan.
El
atrás y el delante se suceden mutuamente.
Por
ello, el Sabio maneja sus asuntos sin actuar,
y
difunde sus palabras sin hablar.
No
niega nada a las innumerables cosas.
Las
construye sin atribuirse nada.
Hace
su trabajo sin acumular nada por él.
Cumple
su tarea sin vanagloriarse de ella y,
precisamente
por no vanagloriarse,
nadie
se la puede quitar.
Extracto del “Tao
Te King”
Para empezar diremos que
cuando se alude al Sabio, Lao Tse se está refiriendo en este
fragmento a la persona que está en armonía con el Tao. A partir de
aquí deducimos que son estas las “leyes” a las que uno debe
atenerse si desea practicar el Tao y sus enseñanzas.
Hay, en este pequeño
fragmento, una gran cantidad de aspectos a los que atender; que si
entráramos en metafísica comparada podríamos asimilar, en gran
parte, con el hermetismo e incluso judaísmo, cristianismo y otras
corrientes. Pero vamos a tratar de, sencillamente, verlo desde un
punto de vista neutro.
El Taoísmo nos enseña que
cuando percibe algo como “bueno” o “bello”, tal
discriminación comporta asimismo que exista otra cosa que no lo es;
pues, de lo contrario, no podríamos hacer semejante diferencia o
aplicar tal calificativo.
En su esencia, todo forma
parte de un gran conjunto global “Cielo-y-Tierra”. Y en ese
conjunto, que va más allá de la manifestación material, nada hay
que no sea perfecto, permitido o esté fuera de lugar; por lo que no
podemos juzgar algo como “bueno” o “bello”, porque son
categorías absurdas. Todo es real, y en tanto que algo es, es por la
voluntad del Gran Sabio.
También nos dice que lo
Oculto y lo Manifiesto se generan mutuamente; puesto que lo Oculto
tiene poder para influir en nuestras vidas y en nuestro mundo, pero
lo Manifiesto también tiene capacidad de acción para mejorarse,
elevarse y asimilarse, por último, a lo Oculto. Y si puede hacerlo,
es porque todo tiende a la unidad y el uno no sería sin lo otro.
Sigue con una serie de
aparentes contradicciones, pero que, sin embargo, manifiestan un
conocimiento profundo: somos nosotros quien calificamos las cosas,
pues en lo Oculto nada tiene medida y por lo tanto no es mensurable.
Algo deviene corto, cuando
lo comparamos con algo más largo; pero también seria mismamente
largo si tomáramos en comparación algo más corto. Entonces ¿es
corto o largo? No podemos definir corto o largo, no hay un punto de
partida desde el que podamos hablar. Solamente podemos jugar de forma
arbitraria a partir de la comparación de lo manifiesto.
Asimismo sucede con la voz y
el sonido, pues no hay uno sin otro, con delante y detrás o lo alto
y lo bajo. Imposible dirimir dónde comienza cada uno de ellos,
porque solo los extremos serían definibles; más estos se tocan y
convergen en uno solo.
El Sabio aprende a manejarse
sin actuar y a difundir sin hablar; aceptando el fluir natural de las
cosas; construyendo sabiendo que solo es uno más y que nada le
pertenece, que acumular en lo infinito es vano, pues la medida se
torna en nada; no se vanagloria, pues ¿qué gloria puede haber en de
algo finito en lo infinito? Y nadie puede tomarle nada, pues nada
tiene y lo tiene todo.
El Sabio, en conclusión, es
aquél que ha logrado entrar en armonía con el Tao, con lo Oculto o
el Infinito. Aquél que sabe cual es su papel y que lo acepta de
corazón y libremente.
Debemos aprender que
nuestros asuntos pueden resolverse, todos, si nosotros dejamos fluir
lo Oculto y no nos interponemos; y que el mejor modo de enseñar
callar, dejando que sean los demás los que lleguen a sus propias
conclusiones.
Sin lugar a duda, el que
esté versado en corrientes como el Hermetismo, la Alta Magia, etc.
habrá encontrado muchos puntos de conexión que podrían traducirse
a algunos principios herméticos y máximas mágicas; pero cada cosa
sea a su debido tiempo y que cada uno llegue a sus propias
conclusiones tal y como nos enseña el Tao.
Los temas que publican son hermosos e interesantes,podrian escribir sobre los principios hermeticos. Gracias mil. Los admiro.
ResponderEliminarInteresante las apreciaciones de LaoTze,este sabio chino pudo dejar mayores enseñanzas a la humanidad.Gracias por compartir y por vuestro tiempo. Bendiciones.
ResponderEliminarRealmente esto es parte de despertar conciencia, me gustaria se comparta sobre el tema de la recurrencia. Gracias
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